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HISTORIA Dl!!L HlllRMA.NO EUGENIO EYRAUO 129 IV - HISTORIA DEL HERMANO EUGENIO EYRAUD, COMO LA CUENTAN LOS KANAK.AS ANCIANOS. Llegó a la Isla un buque francés y arribó hacia la bahía Ma– hotúa, cerca de la cueva Anatóa; en ese buque iba embarcado el HermanoEugenio. Sin anclar f'charon bote al agua y se alle– garon a la orilla con intención de bajar a tierra; pero, como vie- 1 an a los kanakas en actitud hostil, no se daban prisa; mas, en el entretanto observaron con .,orpresa que un kanaka llamado Veri Aranguitake, con un hctmano suyo, pasando por debajo del bote, fueron hasta el timón dónde había un paño que col– gaba hasta el agua; los kanakas al ver el trapo, en lugar de aga– rrar el timón, como era su intención, alargaron el brazo y ti– raron de él hasta que se lo llevaron. El capitán, momentos antes, estaba sentado sobre ese pa– ño se levantó de su asiento para inspeccionar mejor desde el bote la actitud de los kanakas, cuando, al volver la vista ha– cia el timón, ve con sorpresa que su paño corre; más se sorpren– cl.e cuando observa que dos kanakas se ven a trasluz del agua y se c'.eslizan por debajo del bote. Acto continuo mandó a los r..:.macl.ores dirigirse al buque. No entraron en la Isla, según a-5e– guran los ancianos, a los que, con inaistencia, preguntaron to– dos los jóvenes reunidos para que dijeran vercl.ad . El buque terúa dos palos y d~s chimenea:>; y aseguran los ancianos que el Hermano Eugenio les contó, se fué directamen– te a Tahiti. Este viaje no se consigna en las relaciones que ha– cen bs biógrafos del Hermano Eugenio, ni lo indica él en sus cartas a los ;:;uperiores; por eso no podrá aceptarse como cier– to en absoluto. Mas, dada la insistencia de los kanakas ancia– nos, Porotu Auviri y Fati Rongo-pua, testigos de vista, en ase– gurarlo como cierto, me quedo en la duda. Estas son las pala– bras que me repetían: «Nosotros vimos el buque y después el

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