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RELACIONES 119 les dijo el rey Atamutekena, haciendo coro todos los pas– cuenses: «Ustedes irán a Tahití a vender sus animales, no los del Obispo, que son nue.>tros; ni piensen en vender terreno, porque la Isla es nue.>tra»; y el s~ño1 Brander contestó que no vendería nada de la I sla sino su.> añima1es. Cuentan los ancianos kanakas un detalle en su propio provecho y hace honor al señor Brander y es que este señor pasaba si.:!mpre sosegado en su casa sin hacer demostraciones de señorío .sobre la Isla ni .:osa semejante; lo contrari') el tal Salmón, que hacía con el señor Brander como de padre, aunque vivía en Baihú, lu&ar apartado de Mataveri, donde vivía el señor Brander. Hasta aqtú el kanaka Fati. En e1 siguiente relato se detalla más el personaje Salmón. Isla de Pascua añode 1918.-Las siguiente> exposiciones son hechas p::>r los kanakas ancianc,s, testigc,s oculares de los st<cesos que cuentan: y son aclaraciones exigidas por los kanakas jó– venes, más ilustrados que los ancianos. J óvene.> y ancianos tuvteron varias sesiones y las discu– siones más acaloradas, hasta que se consiguió saber lo mács ne– sario y preciso en detensa de sus propiedades, que pretende apropiároelas una sociedad exp1otadora qut no presenta otras pruebas de veracidad que los hechos cvnsumados, basados en escrituras de misteriosos contrato::. entre kanakas ya difuntos. Es del tenor szguzente: «Nosotros a nadie hemos vendido terreno; nuestras ma– nos no han tocado plata ni nuestroJ ojos la han visto. Cuando llegaron a la L;la el señcr Brander y Salmón, fue– ron a vivir a Matavcri: después Salmón fué a Baihú dejando al señor Brander en Mataveri. Salmón se llevó para ciU s,;rvícío y compañía a 10 niños de
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