BCCAP000000000000136ELEC

114 Bli!lNVENIDO DE I!lSTEI,LA Mád tarde tal vez podrá pensarse también ~n religiosas que atiendan a los niños de la Isla y a los pobres leprosos. Quiera Dios compadecerse de esta pequeña y hermosa cri->– tiandad. RAFAEL EDWARDS, Obxspo y Vzcarzo Castrense. H.- RELACIONES que dan los zsleños sobre sus propzedades El inteligente anciano pascuense Fati Rongo-púa dice: Cincuenta años hará (fines de 1865) que el Padre Misionero Hipó!ito Rousselllegó a esta l s1a y reunió a todos los pascuen– ses en un solo pueblo para at~nderlos mejor en los asuntos e->– pirituales. Formó una congregación de las mujeres más pia– dosas y le-> dió reglamentos; a esas piadosas mujeres se les llamaba «Heneru». Es d .~ suponer que estaban a cargo de las monjas que los pa– dres misioneros llevaron de Tahiti. Sigue Fati: En este tiempo Mataveti pertenecía a mi mt·– jer María Porotu Auviri y, por tanto, yo era propietario de Mataveri. En este tiempo, d administrador del señor Obispo de Ta– hiti era el señor Bornier, que se avenía muy bien con el Padre Hipólito. Pero después -ese s ~ñor Bornier comenzó a sot.ornar y en– gañar a los pascuenses con dádivas y regalos para sustraerles sus terrenoJ propios. En compañía del Padre Hipólito estaba el Hermano Eugenio,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz