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CONSIDERACI ONES JI)XPUESTAS 103 cientos hcmbres sedientos de la palabra de Dios, pendien– tes de mis labios, en religioso silencio, bajo la mitada del cie– lo y de sus ángel{'s .... Allí los fuí conociendo uno a uno; allí fuí cobrándole- amor a t;:ada uno de esos hermanos nuestros, los máa abandona– dos y los más buenos de la tierra. Conservan después de treinta años el recuerdo de los mi– sioneros y de sus enseñaraas: rezan las oracione.> y pra:tican con sinceridad la religión. Un día l~s d.ije: «Hoy la miaa será según la costumbre de ustedes con su;> oracionee y sus cantos:.. ¡Hubierais oído! Todo mi pequeño pueblo cantaba en can– to llano el Kyrie y el Gloria, el Sanctus y el A~nus, en Latín, como ;>e hace en Europa y como jamás se oye en nuest10s templo.; fríos y mudos. No puedo ocultaros que yo Uoraba de emoción mientras aubían de e.;os labios humildes y ;:udos las plecrarias y los cánticos hasta e! cielo. . . ¿Por qué, me decía yo, p~rmite,, Padre mío, que estos hijos tuyos estén tan abandonados? Al final de la misa ent:>naron varios cánticos en taitiano, y, finalmente, c!-e todos los pechos brotó espontáneo y entu– siasta el ¡hxp, htp, hurra! con que ellos han oído a los mari– neroa expresar sus alegrías. Los reptendí, le;> dije que esoa gritoa c:ran para la playa y prua los buques y nó para la iglesia. Pakarati me dijo al ealir: «Señor, yo también les había di– cho y no me habtan hecho caso». Ya os he n'Jmbrado muchas veces a Pakarati y justo es qu~ os ~o presente juntamente con alguno de mis amigos, de mis hijos de la Isla de Pascua. Nicolás Pakarati Polahi es un aPciano de cerca de 80 años, fuerte y relativamente ágil todavía. Es casado con la Isabel Tenatene y tiene catcrce hijos y numerosos nietos. Es un

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