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CONSIDERACIONES ?)XPUESTAS 93 do todos sus bienes en favor de las misiones, lograba convencer a su Superior el Padre Pacomio Olivier, de la necesidad de en– viar misioneros a Pascua, para convertir y civilizar a sus ha– bitante:). De Chile, do.! Valparaíso, salió la primera expedición de mi– sioneros para Pascua y fueron los Padres Franceses, que han sido ilustres y bondadosos maestros de numerosas generacio– nes en Santiago, en nuestro primer puerto y posteriormente en Concepción, los destinados a llevar a Pascua la luz del Evangelio. La primera expedición estaba compuesta del Padre Alberto Montitón, del Padre Rigal y del Hermano Eugenio. De éstos sólo el Hermano Eugenio pudo llegar a Pascua el 2 de Enero de 1864 en una pequeña goleta llamada La Favori– ta, cuyo capitán lo abandonó en la playa de Anga-Roa jun– tamente con un indígena que debía servirle de intérprete. Los Padres quedaron en T~hiti esperando los informes que él ha– bía de darles. Largui8ima.s de referir son las· peripecias y las mil extrañas aventuras ocurridas al humilde y heroico misionero. Fué despojado de cuanto tenía, sometido a verdadera escla– vitud, amenazado muchas veces de muerte y obligado con fre– cuencia a realizar los más extraños trabajos. No desmayó el buen Eugenio. Con inagotable paciencia se fué ganando el aprecio de todos lo.s insulares y pudo en menos de un año dejar muy adelanta– da su labor de evangelización. A fines de 1864 fué traído a Valparaíso en una pequeña gole– ta, la Teresa Ramos, fletada al efecto por el Superior de su Congregación en Chile, Rdo. Padre Olivier. El Hermano d.ió cuenta de sus fatigas, animó de nuevo a los religiosos para que la obra fuese proseguida, y al años iguiente desembarcó en la Isla, acompañado por el Padre Hipólito Rous– sel.

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