BCCAP000000000000136ELEC

86 BllllN'VENlDO DlD l!lSTlDLLA nes volcánicas, no era sino el anuncio de u:na nueva tierra qu~ nacía del fondo de los mares, o bien el último estertor de la ago– nía de un viejo continente qu~ iba a ocultar sus culpas y sus grandezas en las profundidades del océano? ¿Quién. podrá descorrer el velo de una época tan remota, de una época sin testigos y sin historia? ¿Quién podrá decir– nos si Pascua es la avanzada de un mundo nu:-.vo que va sur– giendo del fondo del mar o la lápida sepulcral de un gran con– tinente sepultado en ~1 olvido? Los modernos estudios de la geomorfología parecen indi– ~ar que en la Isla ha hab~do dos p!ocesos sucesivos y opuestos. Nació del mar como erupción volcánica : el pnmero de sus volcanes habría sido el de Utuiti: creció en medio de nuevos cataclismos y después se hundió en gran pacte en el fondo del mar, a causa de las mismas convuls;ones volcánicas que le dieron vida. Que antes haya habido en la Polinesia un continente que llegase hasta Pascua, es una hipótesis que puede considerarse infundadg_, por los datos que hasta ahora pos~e la ci~ncia para resolver este problema. Lo que está a la vista es que, siendo Pascua una de las regio– nes más volcánicas del globo, es, al mismo ti~mpo, una tierra asísmica, en que no existen temblor~, ni hay en la bngua del país palabra co:;J. q·.:é nombrarlos. El clirn2. de Pascua es suave. En invierno no baja de 17° la temperatura, y llega a un promedio de 26° en el verano. Las tierras son buenas para el cultivo, y l.as lluvias, que son cortas y abund<lllteS, se repiten durante casi todo el año, per– miten hacer toda clase de labores ag!ícolas y mantienen una extraordinaria abundancia de pasto. Es especialmente adecuada la Isla para el cultivo de la caña de azúcar, del algodón, del eafé, del cacao, de los camotes, plá– ta:aos, piñas y demás frutas de la zona tropical. También es muy apta para la crianza del ganado vacuno y caballar.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz