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curó exhortar a los demás, consolándolos y animándolos a (jUe uniesen aquel pequeño trabajo a los mayores que el Se– ñor les había ya anteriormente enviado. INTERROGATORIO DECISIVO El día 25 de dicho mes de noviembre comenzaron a ac– tuar en la prisión tde San Antón los llamados Tribnnales po– jntlares en número de diez, funcionando d ía y noche sin in– terr upción. Ante ellos debían comparecer todos los allí de– tenidos. Y precisamente en ese primer día de su actuación fué llamadr; a declarar también el P . Ramiro. Componíase el t ribunal ante el que compareció, tde dos hombres y una mu– jer que hacía de mecanógrafa. Interrogado casi sobre las m ismas cosas que en ocasiones anteriores: cómo se llamab:t, lo que era, etc., no negó ni que era sacerdote ni que era re– ligioso; antes bien, sin ocultar la verdad. lo afirmó nueva– mente y lo ratificó con la misma entereza y serenidad de otras veces. P ero, cuando le preguntaron si estaba dispuesto a defender la República e ir al frente, contestó que iría siem– pre que fuese para cumplir con su deber, o sea para ejercer su ministerio sacerdotal. Semejante respuesta pmdujo en el tribunal el efecto de una bomba: se levantaron contra él. se burlaron cuanto quisieron . y en medio de su rabia y de su coraje. le apostrobban y se reían de lo más santo, añadien– do que todo aquello se había terminado para siempre: que se habían acabado para siempre también las misas y CJUe es– taban muy bien si n ellas, etc. EL FALLO El fallo que tdaban los mencionados tribunales podía ser triple y hasta en ello se muestra el cinismo y mal corazón ele los que lo compon ían: ele picadillo, en libertad y trasladados. El P. Rami ro fué puesto entre los de picadillo, lo que equ!– valía a coudenado a muerte. A pa r tir ele ese día. pa recía que con f recuencia el ciclo

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