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- 71 - volviera la salud perdida. Cosa extraordinaria: apenas se había puesto la ropa, ·comenzó ya a experimentar ligera mejoría, y a preguntas que su madre le dirigía, contestaba. que se sentía cada vez mejor y que ya iba moviendo poco a poco las piernas. Así pasaron algunas horas, y a las diez de la noche, cuando en la casa todos se hallaban ya a.costa– taclos, el enfermo que se sintió totalmente curado, saltó de su cama, y dirigiéndose con gran alborozo al cuarto donde dor– mían sus padres, · comenzó a gritar: "¡Milagro, milagro! Ya estoy etlteramente bueno: Jesús me ha curado". Efec– tivamente, desde entonces pudo andar con entera agilida·d, sin sentir fn adelante la más ligera molestia. SIGUIENDO SU VOCACION Aparte de ese hecho, no nos es posible dar otros por– menores de su vida: sintió muy joven, mejor diríamos, niño todavía, el llamamiento <le Dios al estado religioso y sacer– dotal, y un año después de recibir ese favor del cielo, y con el fin de prepararse para ello, ingresaba en 1917 en nues– tro Colegio Seráfico de El Pardo, donde cursó los cinco años de humanida.des prescritas en nuestra legislación, dis– tinguiéndose ya desde entonces por su aplicación, buena con– ducta y docilidad. Terminados esos estudios preliminares, tomó el hftbito capuchino en el noviciado de Basurto (Bilbao), el 1 S de agos– to de 1922. y, terminado el año de prueba, emitió la profe– sión simple el 19 de agosto del año siguiente. En los primeros días de septiembre pasa al convento de Montehano (Santander) a cursar los tres años reglamenta– rios ele Filosofía. Aquí comenzó a distinguirse singularmen– te por su amor a las cosas y glorias tde la Orden, como lo prueban los discursos que solía pronunciar en las veladas que con motivo de alguna solemnidad o fiesta acostumbra a te– ner el Colegio ante la Comunidad. Cuando hubo terminaclo_el estudio de la Filosofía y Cien– cias Físicas y Naturales, pasó, a fines de agosto de 1926, al

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