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- 47 - enfermedad de pecho que, haciendo presa en su organismo, le fué debilitando notablemente. Mas antes de dejar la Cin– rlad Eterna, y como premio a los buenos servicios presta– dos, los Superiores le concedieron, entre otros privilegios, el de tener voz y voto en todos los Capítulos Provinciale:; y el título de Ex-Pr9vincial. Con motivo de ·dicha enfermedad viene a España a re– poner su muy quebrantada salud, y durante año y medio se ve obligado a guardar reposo absoluto, retirándose al efec– to al Real Sanatorio del Guadarrama. Todavía algo conva– leciente, los Superiores le destinaron al convento -de El Par– do, a mediados de 1919, donde, además de desempeñar d t:argo de Profesor del Colegio Seráfico, se é edicó con todo el entusiasmo de su corazón a formar una brillante orqu'!.s– ta, logrando al fin ver coronados con éxito sus esfuerzos; y, aunque desaparecida más tarde por razones que no son del caso indicar, dió positivos y magníficos resultados '"!11 opinión de todos. Por esos mismos años, y cuando la industria del papel. al terminar la guerra europea, experimenta.ba una ag·ucla crisis de carestía, asume la chrección ele El Mensaie?'O S e– ráfico, estando al frente de dicha revista hasta el verano de 1922. A partir de esa fecha podemos decir que sus activida– des externas cesan casi por completo para dedicarse ele lleno a las de la Orden y de la Provincia, pues desde entonces de:;– empeñó poco menos que continuamente los cargos de Se– cretario provitJcial y ode Definidor o Consejero provinci:.tl. Las ocupaciones anejas a esos cargos, la vida ele observan– cia regular y el atender al confesonario y a la dirección de las almas, llenan su vida hasta la revolución, hasta su muer– te. Mas antes de narrar los acontecimientos que dieron cima a su existencia, vamos a perfilar brevemente su ¡fig-ura.

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