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-40- bre el particular, no puede contener en modo alguno sus lá– grimas de emoción y agradecimiento. . Ponemos ahora, como final y broche de oro a esta reseña. biográfica, las palabras que, a nuestro modo de ver, conden– san la vida del P. Andrés: fueron las últimas que pronunció instantes antes ·de abandonar la Pensión donde fué deteni– do; fueron, a su vez, una confesión sincera de los sentimien– tos de su corazón en aquellos momentos y en el correr de su existencia : ''Nunca he hecho mal a nadie". Así era, verdad; casi podíamos añadir y aplicarle aquellas otras que el Evan– gelista dice del Señor : "Pasó haciendo el bien".