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PROLOGO La vict01'ia. alcanzada por las armas de 1-t'l·testro ca~Ldillo neces1:tó derrammniento de sangre para qtte tnviera más mé– rito y resaltara más su. valor: sangre que, cuanto más pura y ·más libre del polvo de la tiena, mejor pttdiera elevarse al cielo y clamW1'. 1Ío phNe11do 'Uengan::a. sino el tri1mfo de la justicia)' de lapa::. Los Cap11cltinos españoles contr·ibttyeron tanto y más que muchas Ordenes religiosas a ese triunfo: también. como ellas, con dfrra'l'namiento de saugre. Pasau del centenar lo.~ que religiosamtente -¡•im'eron y valiente·mente supieron luego morir. sacr1ficados cruentamente en los espantosos d1as de le. pasada. revolución. Nuestra Provútda del Sagrado Corazón de Castilla 110 fu.é la que menos vícti·nvas prop1:ciatorias ofreció a Dios: veitt– tidós de sus hijos nmrieron gl01'iosameute y dieron su sangre y su 7tida como prueba y testimonio de n11a fe y dJ 1111 anw1· pa.t?'io, qu.e ellos sintie1'0n profundame·nte. Sería 1111 olvido imperdouable ante mwstros venideros :v al propio tiempo d1'gno de fuerte reprensión. el dejar pasar en silencio nu hecho tan glort:oso y tan merecedo1' de ser con– signado en las páginas de los anales de la Provincia, del cual, a su ve:::, puede resu.lta1' 11lt1tclta gloria a Dios y a la Orden, y no dar a conocc1· los nombres y la ·vida de quienes con sn satt – yrc testificm-on ante el mundo fa, d1>lli11idad de mwstm fe -" la d1'gm.dad del hábito que 7Jistieron. Ese prcásamente ha sido nuestro objeto al escribi1- este trabajo y hacer esta relación, ajena por c01npleto a 1notivos literarios y divagaciones pof>ticas, pero ajustada, eso sí. en 1MI todo a la 1'calicfiad, comP1'obada )' fwesenciada por los q1tC