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- 27- pudo ·~alvarse 'tan preciosa ' escultura, que procede a su vez •de la dernüda iglesia capu~h{na de San: Antonio ·del Prado. PRESENTIMIENTOS Durante los siguientes días se mostró el P. Andrés muy animoso y optimista; nos comtmicaba f recuentemente las impresiones que recibía de personas conocidas y enteradas de la marcha del Movimiento, 'con el fin de sostener nues– tro ánimo y ·alentarnos con la esperanza: de un triunfo ro– tundo e inmediato. Sin embargo, y por lo que a él se refe– ría, no veía el porvenir muy halagüeño. Y al hablar de esta manera, ocurre hacer la siguiente pregunta, que más de una persona nos ha dirigirdo: ¿Tenía el P. Andrés presentimien– to de su cercana muerte? En los últimos meses, y mucho más en los últimos quin– ce días, cuando se le preguntaba sobre su modo de pensa r en vista del cariz que tomaban las cosas, a más de una per– sona contestó estas palabras: "Las cosas, ciertamente, van mal : algo horrible tiene que ·pasar aquí; vosotros lo veréis. pero yo ... no; a mí me tiene Dios reservada otra suerte" . Y a una de gran· confianza, le añadió : "Acuérdate de lo que te digo: Esto se arma tdentro de nada y el día que se arme, el primero que caerá de éstos-decía refiriéndose a los religiosos- seré yo". Y a ra1z de la muerte de Calvo Só– telo también le elijo : "¿Has visto lo que han hecho con Cal– vo Sotelo? Pues eso mismo harán con muchos, y yo seré uno pe ellos". Y cuantos eón él corivivíamos, más de una vez le oímos decir, hablando en los recreos sobre el trabajo abrumador que tenía en el confesonario, estas expresiones que en él se hicieron frecuentes en la última temporada: " No os pre– ocupéis: ya verán, cuando yo falte,. lo que es bueno..., pron– to les •dejaré todo ese trabajo y tendrán que atender a to– dos mis confesados". Así llegó el día 20 de julio. Durante aquella mañana, trágica en acontecimientos y llena de intensas emociones,

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