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-302- Los Arcos. que falleció de muerte natural, pero bien aten– dido espiritual y materialmente, en la casa de Hermanitas de los Pobres de Achuri. EL CONVENTO DE BASURTO Mientras tanto, en aquellos largos meses que duró su ex– pulsión, sus ojos se volvían frecuentemente hacia el conven– tv, cuya silueta divisaban a lo lejos, pero que no podían pi– ~ar y que seguía en poder de gente extraña y desaprensiva; primero, de los separatistas vascos, y luego, desde la segun– da quincena de septiembre de 1936, en manos de las Mili– cias Comunis~as. Una noche, la del 20 al 2I de septiembre, se presentaron a:1te las puertas del convento trescientos comunistas dis– puestos a todo; bien es verdad que llevaban una o~den del Gobernador que les autorizaba a ocupar el convento; pero ce todos modos se hubieran hecho dueños ele él aun en el caso de que los nacionalistas vascos hubieran hecho resis– tencia. Desde entonces el convento de Padres Capuchinos de Basurto pasó a ser Cuartel General de Milicias Comu– nistas, y así aparece en periódicos, comunicados, vales, etc., aunque en todos esos documentos se añade la coletilla "An– tig~o convento de Capuchinos", o a veces más sencillamen– te, "Cuartel de Capuchinos" . Los claustros se vieron así profanados, deshechas las celdas, siendo derribados los tabiques para convertir los pi– sos en salones corridos, destinados luego a dormitorios; la biblioteca fué convertida a su vez en dormitorio, y más tar– de en depó:lito de Intendencia, y los libros que en ella había parte fueron quemados, otros desaparecieron, algunos fue– ron encontrados entre escombros en la huerta, y los restan– tes, llenos de humedad y casi inservibles, estaban arrinco– nados en el lavadero de la ropa. En la huerta fueron tala– dos unos cien árboles frutales, y gran parte del terreno lo pavimentaron con cemento. La hospedería fué destinada a oficinas, y por fin, el cementerio, a depósito ele municiones.
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