BCCAP000000000000135ELEC

- 299 - dos, se presenta en la portería del convento el representan– te del partido nacionalista en el Consejo del Gobernador <le Vizcaya, Heliodoro de la Torre, acompañado de un gru– po de jóvenes nacionalistas vascos de Begoña; iban tam– bién con ellos fuerzas de Asalto, al mando de un oficial. Se adelanta Heliodoro, acompañado del oficial ele Asalto, pre– g-unta por el P. Guardián y, al presentarse éste, le dice: sin preámbulos ni excusas, que trae orden del Gobernarlo,- de que el convento fuera desalojado en el término de die:1 mi– 't!utos; lo necesitaban para tomar posiciones que domb:'lsen los cuarteies de Basurto, donde se hallaba alojado el Regi– miento de Garellano, de guarnición en Bilbao. La orden era terminante, pero ante la insistencia del P. Guardián de que diera a los religiosos siquiera media hora para cenar y prepararse para salir, accedió a Ja súp!i– ca, y los religiosos, sin haber apenas cenado, pues las cir– cunstancias no convidaban para ello, salieron a las casas que de antemano tenían señaladas, después que el Santísimo {ué llevado a la capilla del Hospital, escoltado por los mi,;mos que le arrojaban de su iglesia. ¡Qué sarcasmo ! Y no parando en eso, se les comunicó la orden de que en adelante no podrían enb·ar en el convento; sí sólo SI:! le<; autorizaba para venir a la iglesia a decir la Misa. No les permitió tampoco sacar nada: ni objetos de culto ni li– bros de la biblioteca, porque afirmaba que él, Heliodoro de la Torre, con sus guclaris, lo conservaría todo. El P. Guar– dián, con rt>iteradas insistencias, consiguió en los siguient.cs días sacar algunas provisiones alimenticias; pero muy pronto vino la orden tajante ele que les quedaba prohibido en absoluto sacar nada, ni siquiera las hortalizas de la huer– ta que los caritativos nacionalistas repartían a granel a otras personas o se llevaban desaprensivamente a sus casas. En cambio tenían la desfachatez de hacer pagar al P . Guar– dián las facturas de agua y luz que ellos gastaban sin re– paro alguno. \