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.... - 2ÓI- EXAGERADO OPTIMISMO Enterados de la marcha de los acontecimientos, espera– ron confiados y optimistas el chispazo que había de levan– tar en armas la provincia de Santander para sumarla a la causa nacional. Cuando, cambiadas las cosas, la revolución se puso en marcha arrolladora, no perdonando a nadie que no pensase como sus adeptos, persiguiendo a las gentes de derechas, a sacerdotes y religiosos, todavía siguieron con el mismo optimismo. Ni bastó par~ arrancárselo el hecho de haberse presentado ya el mismo día 20 varios milicianos a hacer un registro en todas las dependencias del convento. Era un aviso de lo que en día no lejano les podía fácilmen– te suceder. Sin embargo, no se le dió importancia a dicho incidente: había que confiar más en las promesas falaces del Frente Popular de Escalante, en cuyo término está en– clavado el convento, que les aseguraba que nada les pasaría y que nadie se metería con eltos. Y como garantía de su pa– labra mandaron tres milicianos que custodiasen el conven– to, añadiendo : "Porque ustedes no se han metido en cosas del pueblo ni en política" ( I ). ¿Qué vinieron a hacer en realidad, de verdad, aquellos milicianos? No otra cosa que estar al tanto para que los re– ligiosos no saliesen del convento y vigilarlos así más rlisi– mulaelamente. Y así continuaron los Religiosos en el convento, a pe– sar ele las noticias que se tenían de los atropellos cometidos contra ig lesias, conventos, sacerdotes y religiosos. Llegó de Bilbao un religioso nuestro. el P. Aniceto ele Mondoñedo, anunciándoles que aquel convento había sido incautado y arrojados de él los religiosos; si así se habían portado los nacionalistas vascos, ¿qué se podría esperar de los marxis– tas que mandaban en la provincia de Santander? Ni aun eso bastó para abrir los ojos: todavía se siguió con un exa- (1) Para la narración de estos hechos hemos tenido a la vista las Memo– rias de los Padres Severiano de Santibáíicz y Pelayo de Zamayón, amén de otruo datos que nos han propo,·cionado varios Religiosos.