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CONVENTO DE MONTEHANO En la más completa soledad, asentado graciosamente so– bre una roca, y bañados sus muros por las olas tranquilas del mar, se levanta el convento de Monlehano, cuya pinto– resca situación todos los viajeros de la línea de Santander a Bilbao pueden contemplar y adrrúrar a su paso por la es– tación de Cícero. Fundado en fecha que se remonta a los ·siglos xnr 0 x1v) fué cedido en 1879 a los Capuchinos, y desde entonces ha estado casi siempre dedicado a Escuela Seráfica, o bien a Colegio de Filosofía, y algunos años a Noviciado. En el verano de 1936 vivía en él una numerosa Comuni– dad, compuesta en total de 36: ocho Padres, quince Coris– tas o estudiantes, seis Hermanos y siete postulantes. He aquí los nombres de los Padres y de los Hermanos : R. P. Severiano de Santjbáñez, Guardián. R. P. Miguel de Graja!, Vicario y Director del Colegio, R. P. Evangelista de ldiazábal. R. P. Germán de Villalba. R. P. Severino de Palazuelo. R. P. Gumersindo de Escalante. R. P. Pelayo de Zamayón (de paso). R. P. Policarpo de Barajares. V. H . Fr. Conrado de Villafrechós. V. H. Fr. Ecequiel de Villalquite. V. H. Fr. Juan José de Villanueva. V. H. Fr. Diego de Guadilla. V. H. Fr. J uan de Arcediano. H. Bonifacio Fernández. Todos ellos no se habían metido para nada en política, como dirán luego los del Frente Popular de Escalante; por eso, nada debían temer. Pero eran religiosos, y eso bastaha.

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