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... - 259- veres que en la cripta estaban. Sin gran dificultad pudieron reconocer en uno de ellos al del P. Ambrosio: su cara, sus facciones eran clarísimas, muy marcadas, inconfundibles. Su ropa se conservaba, asimismo, en perfecto estado. Y para que no hubiese lugar a duda, en sus calzoncillos, que eran precisamente los que llevaba en el convento, se veían perfec– tamente marcadas con hilo encarnado dos grandes letras, sus propias iniciales: A. S. (Ambrosio Santibáñez). No.ha– bía, pues, que dudarlo: era el cadáver del P. Ambrosio. En uno de los bolsillos se encontró también una imagen– cita de la Virgen de Lourdes, metida en un estuche de ma– <iera. Cada uno de los cadáveres, y también el del P. Ambro– sio, fué colocado en una caja de cinc soldada luego, que, a su vez, iba dentro de otra de madera. Fueron trasladados todos el día 28 de diciembre de 1939 a ]a iglesia de Maliaño, donde se les hizo un solemne fune– ral, que presidieron todas las autoridaes y al que asistió in– mensa muchedumbre. Luego fueron conducidos procesional– mente y con la misma asistencia a la Catedral, donde al día siguiente, día 29, se les hizo otro solemne funeral, y a .con– tinuación fueron inhumados en la cripta. Allí reposan juntos Jos que, unidos por los mismos idea– les, juntos murieron también.

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