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-257- martirio... Subió luego la escalera ... Desapareció sobre cu– bierta ... Se oyen nuevos tiros ... , nuevos gritos también de dolor, e inmediatamente el golpe del cuerpo herido que cae sobre otros cadáveres... Así se consumó el crimen: así re– cibió la palma del martirio el P. Ambrosio, muerto por orlio a la religión· ..., por ser sacerdote..., por ser "cura". A eso de las cinco de la tarde cesaron los tiros; los mi– licianos que estaban en la bodega subieron a cubierta y co– menzó a alejarse el espantoso rumor del populacho. La no– che se echaba encima: las bodegas, lóbregas, tristes, sile:1- ciosas no se podían iluminar, porque las bombas habían roto todas las luces. En cubierta estaban hacinados y calientes aún los cadáveres del padre, del hijo, del hermano, del am1go... Ya muy entrada la noche, los cuerpos fueron arrojados por una rampa a una lancha, después que les despojaron de cuanto llevaban de algún valor, y luego cargados en ca– mionetas, operación que llevaron a cabo unos veinte pre– sos, quienes asimismo, por voluntad de los milicianos, ies acompañaron en las camionetas y abrieron la fosa; una fosa grande en el cementerio de Ciriego, donde fueron deposita– dos los 160 hermanos de un mismo ideal. Después de dar sepultura a las víctimas, los milicianos intentaron asesinar a los que habían cumplido con aquel pe– noso deber, porque se atrevieron a indicar que se estaba dando sepultura a cuerpos que, después de doce horas-los :.tsesinatos se cometieron a las dos de la tarde y la conduc– ción se hizo a las cuatro de la mañana-, todavía estaban calientes. · Una cruz grande, gigantesca, tendida después de la li– beración de Santander sobre la zanja gloriosa, indicaba el lugar donde descansaban los restos de aquellos héroes, in– molados todos por la misma causa. Otras cruces más pe– queñas fueron dedicadas posteriormente a la memoria de al– gunos. Entre otras, había una que llevaba esta insc~ipción : ';P. Ambrosio de Santibáñez, Superior ele los Capuchinos. 27-XII-1936".