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-232 - Don Bonifacio Lorenzo Somonte, compañero de Fray Eustaquio en la prisión, nos dice en el artículo arriba varias veces mencionado (Vida Sobrenatural, "Ejemplares de vida sobrenatural", noviembre-diciembre, 1938, pág. 227), estas interesantes noticias: "Una vez tomados los cuarteles, los detenidos fueron trasladados a la cárcel del partido (del Coto), desde la cual se defendió un grupo de soldados de Zapadores. En dicha prisión se hicieron innumerables sa– cas de presos, entre ellos un Lego Capuchino, que pudo pa– sar desapercibido en los fusilamientos del 14 de agosto. A éste, como no había acusación alguna contra él, le hicieron el cargo de haber estado · disparando con una ametrallado– ra desde la terraza del convento contra el pueblo. Por esto, Gl. sabiendas de que era completamente incierto, lo asesina– ron a los pocos días". OTRO MARTIR MAS... Efectivamente: esto mismo nos dice otro de sus compa– ñeros: Don Alfonso Trelles Anciola, empleado de la Ferre– tería Vasco-Asturiana. Fr. Eustaquio estuvo con él descom– brando en los cuarteles de Zapadores y de Simancas, dán– donos el pormenor de que Fr. Eustaquio acarreaba escom– bros con un cesto, y un buen día en que le llamaron para afeitarle, él se volvíó a sus compañeros, y señalando el cue– llo les dijo: "Esta noche me afeitan por aquí abajo". En el Coto, lo mismo que en las cárceles restantes, era conocido con el sobrenombre de "el cocinero de los Capu– <.hinos". El seguía la misma vida de piedad y de fervor; re– zaba de continuo hasta el punto de llamar la atención de los mismos milicianos. Y tan buen concepto tenían formado de él sus compañeros, que la noche qué le llamaron para fusi– iarle, uno de ellos se atrevió a interpelar a los milicianos: "¿Para qué le vais a matar si no hace más que rezar?" A lo que los milicianos contestaron: "Sí, ya sabemos que es bue– no, pero... como nos lo han mandado ... " Así fué. Desde la celda que ocupaba en la planta baja ·

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