BCCAP000000000000135ELEC

-..!16- en el cielo." Todos murieron valientemente, gritando: "¡Vi– va Cristo Rey ! ¡ Viva España !" TRASLADO DE SUS RESTOS Fueron luego enterrados en el mismo cementerio, y allí permaneci{!ron hasta el 21 de febrero d'e t938, en que se ,·e– rificó su exhumación e identificación. En ese día, presentes varios familiares de las víctimas y los PP. Manuel de Hontoria y Máximo de Villabasta, Capuchinos, se comenzó a abrir la fosa donde habían sido sepultados. Realmente era sumamente difícil y casi imposi– bl<:> reconocerlos sino por medio de la ropa. El cadáver del P. Domitilo, que apareció después de otros varios, fué lue– go reconocido de una criada de D. Alfonso Albo por la ca– misa que tenía, que había sido de dicho señor y que la sir-– vienta había llevado al P. Domitilo cuando se encontraba en la cárcel. Al mismo tiempo fué reconocido por los men– cionados Padres, por llevar a su cuello una medalla de la Virgen de los Remed ios que le habían regalado en Ruiloba (Santander), en ocasión de ir a predicar a dicho pueblo; otra medalla del Smo. Cristo de El Pardo, del que era sumamen– te devoto; y, por fin, otra de la Virgen del Tránsito de Za– mora, su tierra. Luego de reconocidos los restos, fueron colocados en nna caja y trasladados al cementerio de Ceares, el cemente– rio de Gijón. Aquí fué inhumado en uno de los nichos del panteón de los Padres Jesuítas, cedido generosamente por el Superior, P. Alfredo Martín. Allí se encuentra todavía al presente, y allí seguirá has– ta el día, quizá no lejano, en que pueda ser trasladado a nuestra iglesia de Gijón.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz