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_.. 2o8- to, lo que pudiéramos llamar don de gentes, don de atraerse las voluntades y las simpatías de las personas por su modo de hablar franco y llano, sin desdeñarse de alternar con to– das las clases de la sociedad, aun con los más humildes, ga– nándose de ese modo gran número de amista.des. Por eso, nc obstante que solamente llevaba cuatro años de aposto– lado, ya era sobradamente conocido en las Provincias de Santander y de Asturias, donde únicamente había_ hasta entonces. predicado y resi.dido. En el verano de 1934, es destinado de familia para el convento de Gijón. Aquí no disminuyó sino por el contra– rio fué aumentado de día en día su labor ministerial de pre– dicación, y juntamente con esa activida.d iba creciendo su fama de excelente predicador. FUERA DEL CONVENTO Predicando le sorprendió también el Movimiento Nacio– nal: había ido a Bocines (Oviedo) a predicar en la fiesta sacramental, que se celebraba el día 19. Como en la mayor parte de los pueblos, tampoco allí ocurrió nada aquellos pri– meros ocho días. Es verdad que en el exordio del sermón dijo que '"España atravesaba en aquel entonces por cir– cunstancias muy delicadas", palabras que fueron tomadas en consideración por un indiano que se encontraba entre los oyentes, y que quiso ver en ellas algo que no había, dicien– do luego que el Padre se había metido en política. Mas como todos vieron que no tenía razón alguna, no tomaron en serio tales afirmaciones. Aquellos días solía por la tarde ir, acompañado del Se– ñor Cura, a Luanco, a casa de doña Gervasia, viuda de Es– trada, a oír la radio y enterarse de las noticias y de la mar– cha del Movimiento en España. Mas en la tarde del día 21 ó 22, antes de que llegasen, se les mandó recado por el sa– cristán de Bocines que no fuesen en modo alguno, pues ha– bían deteni.do a uno de la familia Estrada. Por temor y por precaución. el P. Domitilo. sin poder ,
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