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- :207 - tes. Fué esa humilde ·sencillez la virtud, a nuestro modo de· ver, más característica en él. También se señaló por su amor a las glorias de la Or– den y su devoción a la Santísima Virgen. ¡ Con qué entusias– mo se preparaba para sus fiestas, arreglaba sus altares O· él.yudaba a los demás en esas faenas, ensayaba los cán– ticos o luego, en las veladas, ensalzaba las glorias de !a Virgen en sus discursos! _.Nquella doctrina y fervor ma– rianos que todos aprendimos del que fué nuestro guía, pro– fesor y Vive-Director en el Colegio de El Pardo, P. Cirilo de Urrestilla, prendieron en el corazón del P. Domitilo y en él los conservó como fuego sagrado; fué semilla fecun– da lanzada a buena tierra para dar luego abundantes y sa– zonados frutos. Después de estudiar la Sagrada Elocuencia, complemen– to del curso de Teología y digna preparación para la predi– cación, fué destinado al convento de Montehano, de donde– partirá para ejercer en los pueblos de la Montaña su apos– tólico ministerio. Estando en aquel solitario y pacífico con– vento, en el que la predicación precede y sigue al estudio re– posado, el P. Domitilo comenzó a predicar, primero en los pueblos sermones sueltos y sencillos, luego misiones; más tarde ya son sermones y novenas de compromiso en villas y ciudades las que ocupan sus actividades apostólicas. LA PREDICACION Ya desde sus primeros años se distinguió por el gusto· y afición a la literatura y declamación; en casi todas las ve– ladas solía aparecer su nombre en los programas, ora para pronunciar un discurso ora para recitar una poesía. Tenía, por otra p1.rte, excelentes cualidades para la oratoria: bue– na voz, desenvoltura en la presentación, gusto para escoger los temas y desarrollarlos y, asimismo, no le faltaba buena memoria, apoyo fuerte del predicador, ni tampoco talento,. base indiscutible de la oratoria de fondo. A esas dotes juntaba, por otra parte, como complemen-
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