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- 200- des naturales de talento y buena memoria, obtuvo siempre muy buenas calificaciones. Pasados aquellos primeros años de carrera, equivalen– tes al bachillerato oficial, vistió el sayal capuchino en el con– vento-noviciado de Basurto (Bilbao) el 2 de agosto de 1923, y un año más tarde, emitía en el mismo convento su profc·· sión religiosa. En el convento de Montehano (Santander) estudia lüs. t:·es años de Filosofía y en el ele León los cuatro de Teolo– gía, recibiendo la ordenación sagrada el 30 de mayo de 193 L RASGOS INCONFUNDIBLES Durante esos años resplandecieron también en él las mis– mas bellas cualidades que hemos hecho notar anteriormen– te:-: su sencillez, su franqueza de carácter, su sana alegría. Como cuando estaba en el Colegio de El Pardo, también a su vez en esos otros colegios supo ganarse las simpatías de todos, profesores y estudiantes. Los que con él hemos con– vivido no podremos echar en olvido los buenos ratos que a su lado pasamos en los recreos y paseos. Y no es que con ello vayamos a decir que fuese todo diversión y risa; tenía– mos, asimismo, nuestros ratos y nuestras horas ele amena charla, ele larga conversación sobre las materias estudiadas, s0bre asuntos religiosos, sobre las Misiones o sobre cosas de la Orden, no faltando tampoco algunas disputas sobre cuestiones filosóficas y teológicas, principalmente sobre aquellas en que las distintas Escuelas tienen tan diversos puntos de mira y ele opinión. Pero aun en esas disputas o dis– cusiones nunca faltaba a la caridad y, si alguna vez, sin que– rerlo, y dado su modo impetuoso de ser, alguna vez llegaba a herir a los demás con sus palabras, tenía la suficiente hu– mildad para pedir perdón y dar las explicaciones conve– nientes. Esto mismo hizo alguna vez públicamente cuando, aun sin exigírselo, le parecía haber faltado al respeto al pro– fesor o haber dado algún mal ejemplo a los otros estudian-
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