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R. P. ILDEFONSO DE ARMELLADA (1874-1936) Entre los pueblos que a orillas del Orbigo y en !a ribera que lleva su nombre, gozan de la benéfica influencia de sus aguas y de su estimada pesca, se cuenta Armellada, perte– t1eciente, en lo eclesiástico, a la diócesis de Astorga, y en lo · civil a León. En ese pueblecillo, que a la sencillez de sus costumbres junta una fe acendra,da, que el P. Ildefonso recordará con f.:ecuencia en sus conversaciones, como ensueño de sus pri– meros años, como acariciado suelo donde se deslizaron ale– gres sus años juveniles, vió por vez primera la luz el 2 ele mayo de 1874, recibiendo al ser bautizado el nombre de Se– gundo Pérez Arias. Más de una vez le oímos contar las travesuras y episo– dios de su niñez, en que, como los .demás de su edad y de su pueblo; vióse obligado a dedicar se a las faenas que acompa– ñan siempre la vida del campo, y ganar, aun en tan tiernos años, 'el pan con el sudor de su frente, unas veces ayudando a sus padres en la labranza de las tierras, otras guardando el ganado, no fal tando tampoco sus horas que dedicaba a la pesca, a la que era grandemente aficionado. EN EL SEMINAR-IO En el correr de los años sintió germinar en su alma la vocación sacerdotal, a la que D.ios le llamaba, y comenzó los estudios eclesiásticos prepara torios, principalmente el latín, primeramente en una preceptoría y más tarde, en el Semi– nario de Astorga, que en el verano debía abandonar para ayudar a sus padres en las tareas .de la recolección. Aunque con algún trabajo logró llevar adelante sus es– tudios y, por fin , el día 9 de junio de 1900, recibía la orde-

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