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-13 - do luego a la Comisaría, y los otros t res, al percatarse del peligro, lograron escaparse a las casas vecinas. Así quedaban el convento e iglesia en manos de los mi– licianos, quienes se apoderan de él sin desmanes incendia– rios ni proyectos de destrucción. Y cuando aquellos prime– meros momentos de locura y desbordamiento de pasiones han pasado, es decir, a los cuatro días, convento e iglesia son destinados a recoger bajo su techo a los niños abando– nados de los pueblos que los rojos Yan evacuando en el sec– t0r del Guadarrama, para que así nadie tuviera motivo ni ocasi/m de comt'ter cualquier desafuero. Y más tarde, a fi – nes de septiembre, el convento, con todas sus dependtncias, pasa a ser cuartel, donde se aloja. pri 1n<~ro el batallon ele b Pasionaria, luego el de Margarita i\!'elken y, por fin. la re– presentación de la 41 brigada mixta; la iglesia, en cambio, hace de garaje para los coches de los distintos Cuerpos alo– jados en el convento, mientras que la cripta es destinada a depósito de intendencia; y así se van librando del incendio y de la destrucción, que quizás más de uno hubiese llevado r~ cabo de muy .buena gana. Con tan buenos moradores puede suponerse el destino que se daría a cuantos objetos había en convento e iglesia. Desaparecieron casi todos los muebles, son quemados o des– trozados varios altares e imág-enes, entre ellas el hermoso gTupo de la Sagrada Familia, la de San Francisco, San An– tonio, de las Animas, etc., así como los bancos de la iglesia y los confesonarios ; son tirados los tabiques de las celdas para convertir los pisos en dormitorios corridos, deshecho cuanto en ellas tenían los religiosos, y cometidos otros mu– chos desperfectos que sería prolijo enumerar y que no ha– cen a nuestro intento. De temer era que la biblioteca corriera la misma suerte desgraciada ele otras muchas, pero no fué así; librada en los primer-os momentos y al amparo más tarde de una mano cuidadosa, fué llevada casi íntegra a la Biblioteca Nacional a mediados de 1938, lde donde, al terminar la guerra, la re– cog·imos con felicidad.

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