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- 170 - mer momento las fuerzas del Ejército de los cuarteles de Zapadores y de Simancas, apoyados asimismo por los ele– mentos, reducidos en número, de la Guardia Civil. Los Guardias de Asalto, en cambio, y la Policía, al principio t:On actitud dudosa y e:x>pectante, se inclinaron por fin a favor de Jos marxistas. Con ello llegó lo que por necesidad tenía que suceder: el choque de laiS dos fuerzas en las primrras horas de la mañaná del día 20, con diversas alternativas ya desde un principio. LA COMUNIDAD DE GIJON Los Religiosos se encuentran todos en el convento, a par– tir del día r8, a excepción del P. Domitilo de Ayoó, que se hallaba predicando. Componíase entonces la Comunidad de siete Padres y cuatro Hermanos, cuyos nombres ponemos a continuación: M. R. P . Manuel de Hontoria, Guardián. M. R. P . Berardo de Visantoña, Vicario. R. P . Arcángel de Valdavida. R. P. Ildefonso de Armellada. R. P . Daniel de Sardonedo. R. P. Domitilo de Ayoó. R. P . Lucas de Valladolid. V. H . Fr. Alejo de Terradillos. V. H. Fr. Eusebio de Saludes. V. H . Fr. Lázaro de Vil1ares. V. H. Fr. Eustaquio de Villalquite. Todos ellos estaban preparados para cualquier eventua– lidad ya antes de aquellas trágicas efemérides : tenían sus trajes de paisano y asimismo señaladas casas de confianza donde poder refugiarse al meno·s en los primeros momentos, que sw~len ser ordinariamente los más peligrosos ( r ). ~Los hechos que a coptülUación relatamos los hemos entresacado de las nutas que nos •ha enviado el P. Manuel de Hontoria, testigo presencial, y de las recogidas ¡>or el P . Máximo ·de Villabasta. De las que uno y otro recogie– ron a •su vez a:l· ;terminar 1a guerra, refer-entes al martirio de nuestros Reli– ·giosos, hemos entretejido también, en su •mayor parte, ·la relación de su muerte. ·t

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