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TRASLADO DE LOS MARTIRES DE LOS CONVENTOS DE MADRID V EL PARDO Todos lo deseábamos con ansiedad; todos esperábamos c.:~e momento como aigo que nos pedía el corazón para poder rendirles así un póstumo homenaje que fuera a la vez ~!x­ presión de nuestra admiración a su heroico comportamiento, a su martirio, y veneración .de sus preciosos restos. Desgraciadamente, después de muchas pesquisas e inves– tigaciones, solamente se pudo dar con el paradero de ocho de nuestros religiosos gue habían pertenecido a los convento::; de Madrid y El Pardo, y aun de ellos hay que exceptuar al P. Ramiro, asesinado en Paracuellos, y al P. Andrés, ente– rrado también, como los seis restantes, en el cementerjo de la Almudena, pero en ignorada sepultura. He aquí los nombres de los seis que pudieron ser locali- zados con absoluta certeza: M. R. P . Fernando de Santiago. R. P. Alejandro de Sobradillo. R. P. José María de Manila. R. P. Gregorio de La Mata. V. H . Fr. Aurelio de Ocejo; y V. H. Fr. Saturnino de Bilbao. Venéidas no pocas dificultades que a ello se opusieron, pudo por fin ·ser bella realidad la i4ea por todos acariciada de trasladar los restos de dichos re-ligiosos a lugar más dig– no y a propósito, a nuestra cripta de la Sacramental de San Isidro. Y realizadas todas las gestiones que el caso requería, se señaló el día 9 de julio de 1940 para llevar a cabo tan pia– dosa cuanto emocionante ceremonia. Para asistir a ella vinieron de nuestro convento de El Pardo la mayor parte de Jos Religiosos qLte, juntamente con

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