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- 162 - so XII (entonces Reforma Agraria), número 22, donde te– nía un importante centro la C. N. T.; allí quizá podrían dar– le alguna razón de su paradero. Efectivamente: ni tarda :1i perezosa se dirige a aquel centro, preguntando si habían lle– vado allí aquella misma tarde detenido un hombre ya de al– g-una edad, añadiendo todas las señales para poder recono– cerlo. Después de muchas preguntas, a las que siempre le contestaban con evasivas y a veces con mentirars, ante la in– sistencia de ella, uno de los que allí estaban le dijo estas va– labras reveladoras de cuanto le iba a suceder : "Ese hombre era fraile, y la C. N. T. ya sabrá lo que ti,ene que hacer con él." Nada más pudimos saber. No obstante las muchas pes– quisas que se hicieron al siguiente día y en los posteriores, incluso por algunos afiliados a la C. N. T., que conocían y apreciaban a Fr. Primitivo, quienes anduvieron por checas y cárceles públicas y clandestina·s, no se obtuvo resultado alguno positivo. Quedamos por eso sin saber concretamente las circunstancias de su muerte, suponiendo fundadamente haya sido fusilado la misma noche rsiguiente a su detención. Por esa razón hemos puesto y señalado como la fecha de su muerte el 20 de mayo. Tampoco sabemos dónde haya sido enterrado, ya que, después de examinar las fotografías existentes en la Direc– ción de Seguridad, tampoco hemos encontrado ni su foto– grafía ni vestigio alguno de su paradero. Así murió Fr. Primitivo, traicionado por un desconoci– do, tai vez por un amigo, a quien él quizá había favorecido en más de una ocasión, pues su corazón era tan generoso, tan magnánimo, que hacía el bien a todos, siempre que se le presentaba ocasión, sin hacer distinciones, sin conocer el odio, sin sentir el aguijón de la ruin venganza.

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