BCCAP000000000000135ELEC

-151- el que sintió por todo ello, sin perdonar frío ni calor ni in– comodidad de cualquier clase, con tal de cumplir con su de– ber, puestas en todo momento sus miras únicamente en Dios y en la conveniencia y utilidad de la Comunidad y del Co– legio. ¡Cuántas veces por atender a esos menesteres, veíase obligado, sobre todo en el verano, a levantarse antes que l1)S demás, para tenerlo todo ya preparado y arreglado con– venientemente! ORACION Y TRABAJO Por eso, porque fué un ejemplar y modelo acabado de laboriosidad, queremos hacer resaltar este aspecto y esta ''irtud. Difícil~ente se le podría hallar ocioso, ni siquiera para descansar lo necesario; siempre atareado con las cosas de la huerta, ahora haciendo semilleros, ahora cavando, ahora regando, o ':>ien cuid'ando de las vacas y mulas: pa– rece que jamás conoció ni el reposo ni el descanso. Fruto de ese trabajo intenso y constante era el que nunca faltaban a la Comunidad y Colegio las hortalizas que él pudiese con– seguir con sus sudores en la huerta, aunque fuese a costa de indecibles esfuerzos. ¡Cuántas veces después se ha de– jado sentir la falta de sus cuida;dos y se ha echado de menos su labor, y los Religiosos han comprendido palpablemente que Fr. Gabriel era verdaderamente insustituíble en todo ello! Y lo que más era de admirar es que juntamente con ese intenso trabajo, que consigo llevaba muchas preocupa– ciones y mucho vencimiento, su disposición de ánimo era invariable: siempre se le encontraba de buen humor, siem– pre alegre y contento, sin exhalar una queja por su agobian– te trabajo. Todo era fruto de la sólida formación espiritual y de su vida interior; pues, como ya hemos dicho, supo j un– tar y hermanar admirablemente las cosas materiales con las del espíritu, atender a unas sin descuidar las otras, darse a la oración sin abandonar el trabajo. Por eso, y como una

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz