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-147- misma habitación y allí lavaban también sus ropas, que en– tregaban a uno de los de la guar-dia para que las pusiese a secar. El P. Carlos rezaba po1- algún espacio de tiempo por un libro que el declarante no sabe decir si era un Breviario o la Santa Biblia, que le había proporcionado un coman– dante a quien había conocido en El Escorial. Comían únicamente de las sobras del Estado Mayor, poco o mucho, según se terciasen las cosas; tan poco algu– nas veces que, como sucedió la víspera de Navidad, no tu– vieron otra cena que un vaso de café y dos galletas. Por la tarde, a eso de las tres, el P. Carlos hacía nuevos rezos y lo mismo a las seis; sin duda, era el Oficio Divino, que tenía distribuido según las horas del día. P or fin , a las ocho rezaban juntos el Rosario y cenaban la parca refec– ción que les daban. Luego, al irse a acostar, el P. Carln.:; con una dignación tierna y emocionante y con un gesto ver– daderamente paternal, rememoranldo sin duda la costumbre ~?xi"stente entre nosotros de que el Superior bendiga a los religiosos antes de retirarse a descansar, también él traza– ba la señal de la Cruz sobre s u compañero ele sufrimiento y le bendecía de todo corazón. Así pasaron quince días, sin que nadie se preocupase de {'llos ni para bien ni para mal, ni siquiera se les sometió a un interrogatorio; sin embargo, los que hacían guar:dia y sabían lo que era el P. Carlos, le tomaban el pelo y se bur– laban de él, diciendo que tenía que casarse con una milicia– na que, al parecer, andaba por aquellos andurriales. Llegó el S de enero ele 1937, fecha en que las tropas na– cionales presionaron fuertemente por el sector ele Torrelo– dones con peligro de copar las tropas rojas del sector de Guadarrama. Así lo debieron temer los dirigentes, que pre– cipitadamente se trasladaron a El Escorial. y consigo lle– varon asimismo a los dos prisioneros en un coche y escol– tados por dos milicianos. En la cárcel de El Escoria.! fue ron también ambos rc– cluídos en la misma celda; a ellos, días más tarde, se les agregó otro joven de Almería, por nombre Osear Godoy.

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