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-7- Nos despedirnos cariñosamente... con la sonrisa en los la.bios ... con un ligero ¡adiós, hasta luego!. .. : de unos, para r:o volvernos a ver; de otros, para volvernos a encontrar en Ios sótanos de una checa, de la Dirección de Seguridad o tal vez en una celda carcelaria, y dirigirnos nuevamente el mis– mo fraternal saludo y la misma cariñosa sonrisa. El convento, sin embargo, no quedó del todo abandona– do; a su cuidado y h(lsta el momento mismo de su asalto por los milicianos, quedaron cuatro religiosos de la Comu– nidad, que a la sazón la componían los siguientes: FAMILIA PROVINCIAL M. R. P. Agustín de Corniero, Ministro Provincial. M. R. P. Fernando de Santiago, Secretario Pro– vincial. V. H. Fr. Aurelio de Ocejo, Socio del Ministro Pro– vincial. FAMILIA CONVENTUAL R. P . Cándi·do de Viñayo, Guardián. M. R. P. Alfonso de Escalante, Vicario y Definidor Provincial. M. R. P. Andrés de Palazuelo, Definidor, Cronista y Archivero Provincial. M. R. P. Leoncio de Santibáñez, Director de El Men- sajero Seráfico. R. P. José María de Manila. R. P. Carrnelo del Arroyo. R. P. Buenaventura de Carrocera. R. P. Sixto de Pesquera. R. P. Ramiro de Sobradillo. R. P. Constancio de Aldeaseca. V. H. Fr. Pantaleón de Ciguñuela. V. H. Fr. Bernardo de Palacio. V. H. Fr. Arsenio de !ciar.
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