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- l40- EN EL ESCORIAL A El Escorial se trasladó efectivamente el 2 de agosto con un salvaconducto que asimismo le proporcionaron. De El Escorial hacía sus escapadas a Madrid, donde se entre– vistaba con algunos religiosos y familias conocidas, a quie– nes manifestaba sus proyectos de pasarse a los nacionales t!n la primera ocasión que tuviera. Su salud, por otra parte, como también él mismo dijo, se dejaba resentir bastante, experimentando con frecuencia dolores de estómago, su en– fermedad crónica, si bien él trataba de disimular por no dar aue decir ni llamar la atención. Allí estuvo ocupado en la mencionada piscina hasta el momento de ser deteni.do . La causa de su detención la refi– :-ió el mismo P. Carlos a la guardesa del Hotel Medina, sito en el mismo Escorial. Esta, juntamente con la señorita Ma– richu Orcasitas de la Peña, que le tuvo primeramente en su casa, y el joven Ladislao Graja! Cuesta, natural de Palen– cia, joven tradicionalista herido en acción de guerra y de– jado como muerto por las tropas nacionales, hecho luego prisionero en Robledo de Chavela, y que fué compañero suyo de cárcel, juntamente con otros jóvenes que más aba– jo mencionaremos, son los que nos han proporcionado estos datos importantísimos sobre los últimos meses de su exis– tencia mor tal. SU DETENCION El comportamiento del P. Carlos en dicha p1scma era ejemplar en un todo, y sus formas en hablar y tratar a to-' dos .mmamente correctas, por lo que llamaba la atención ele los que con él estaban empleados, quienes comenzaron a sospechar algún tanto de él, hasta el punto ele que uno de ellos, que blasfemaba horriblemente, le motejó cierto día de que él no hiciese lo mismo, y le conminó a que blasfemase. El P. Carlos se contentó con responderle: "¿Te atreverías tú a hablar mal de tu padre y a insultarle?" "¡De ninguna

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