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- 120- que estuvo al frente de aquella Comunidad, puédese afir– mar, sin exageración alguna, que hasta el mismo día de es– tallar la revolución y del asalto del convento, fué para todos un verd<a.dero padre, que sabía hacerse cargo de las necesi– dades del convento, del colegio y de c. :1.da religioso en par– ticular, atendiendo a todos con mano pródiga y liberal. Cier– tamente que las palabras del Seo. Padre San Francisco en sn Regla de que los Superiores "sean ministros y siervos de los otros frailes", tuvieron en él su más exacto cumpli– miento. Solamente el que sepa lo que es un Colegio tan nume– roso como nuestro Seminario Seráfico de El Pardo y jun– tamente una Comunidad también numerosa que ha de aten– der a J.os niños que allí reciben instrucción adecuada y edu– cación conveniente al estado que luego han de abrazar, y tjue viven todos ellos ele la caridad de los bienhechores, po– ·drá apreciar en su justo valor los desvelos del P. Alejandro para subvenir a las necesidades materiales. Su confianza en la divina Providencia era ilimitada; sin perder la calma, ~in inquietarse, llevándolo todo con alegría y santa resignación, hacía cuanto estaba de su parte y luego ponía su esperanza ·en Aquél que cuida con amoroso desvelo ele los pajarillos y de los li rios del valle. Los relig iosos que entonces mmaban en aquel convento fueron testigos ,de cómo esa esperanza y confianza en Dios no salieron fallidas, al contrario, abundaban las limosnas, muchas veces recibíanse donativos cuantiosos de personas desconocidas, que más parecían dádivas del cielo, Yiéndose cubiertas con superabundancia las necesidades del convento y colegio. Eso fué el P. Alejancko como religioso y como Superior. DURANTE LA REVOLUCION Día 21 de julio de 1936. Cuando en esa fecha, como ya dejamos dicho, fué asaltado el convento de El Pardo, el Pa– dre Alejandro no pierde la serenidad: se dirige a la capilla

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