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-liÓ- EL SANTISIMO CRISTO Para terminar, queremos decir alg-o sobre la imagen del Santísimo Cristo yacente, obra, como es sabido, de Grego– rio Hernánclez, la joya escultórica más preciada que guar– daba la iglesia: Su urna, altar y cuanto en él había desapareció; pero la imagen se salvó providencialmente, sin sufrir desperfecto alguno. Fué llevada, poco después del asalto al convento, al pa.lacio de E l Pardo, y allí, diligentemente custodiada. Más tarde, al finalizar el año 1936, fué trasladada a la iglesia de San Francisco el Grande, donde se acumularon gran nú– mero ele obras de arte y objetos de valor, principalmente re– ligiosos. Por fin se la depositó en los sótanos del Muse0 del Prado para su mejor conservación y por miedo a los bom– bardeos y obuses. Allí estaba a l f inali zar la guerra y allí sigui ó hasta prin– cipios de jnnio de 1939 en que se nos hizo entrega, como de justicia nos pertenecía. Y como no .era posible llevarla por entonces a su capilla del convento de El Pando. fué Ct)– locada en una capilla lateral de nuestra iglesia ele Madrid. Aquí estuvo hasta el 7 de octubre del mencionado año, en que se hizo, con solemnidad inusitada, su traslación a nues– tra iglesia ele E l Pardo, siendo colocada en la capilla de San Antonio, la que pre,·iamente había sido preparada y pintada. LOS MARTIRES También la Comunidad de El Pardo tuvo sus mártires <1ue supieron dar su sangre y su vida, y muy gloriosamente, por amor del Crucificado. como vamos a ver a continuación. He aquí sus nombres : R. P. Alejandro de Sobradillo. R . P. Gregorio de La Mata. R. P . Carlos de Alcobilla.

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