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- 115- lar en él un hospital, y para ello comenzaron a disponer con– venientemente todas las dependencias del convento; mas lue– go, pensando en que fácilmente podían ser bombardeados o cañoneax:ios por los nacionales, desistieron de su propósi – to. Luego lo ocuparon oficialmente los Carabineros. auu– que no faltaron otras fuerzas que allí se alojasen, al menos provisionalmente, entre otras, la llamada "Columna Espa– ña"; nunca, sin embarg-o, hubo gran número de soldados, sin duda por las razones anotadas. En tan buenas manos, fácil es suponer la suerte que co– n·erían las cosas de la iglesia, convento y colegio. Mas, como r.o es tarea fácil seguir cronológicamente los destrozos lle– vados a cabo durante la guerra, vamos a dar una ligera idea rle los principales. El convento parecía, al terminar la guerra, una verda– dera desolación: habían desaparecido puertas y ventanas, las mesas de las celdas y de las habitaciones, los comedores habían sido destrozados y levantado el piso, lo mismo que el ele algunos pasillos y habitaciones; los cuadros habían desaparecido en s.u totalidad; la Biblioteca, con sus libros y estantes, había desaparecido, quemados éstos y clestruídos o llevados aquéllos para pasta ele pé\_pel; desapareció tam– bién el taller de carpintería, y para colmo quitaron la luz eléctrica, incluso los postes del tendido hasta la línea general. La huerta quedó hecha un erial, quitando incluso el mo– tor del pozo con que se surtía de agua el convento. No fueron menores los destrozos en el Colegio. Quema– ron o destrozaron las mesas del salón de estudio, las ele 1as clases, los lavaderos, los retretes, etc.; lo único que dejaron casi como estaba fué el dormitorio, aunque se llevaron 1as camas y ropas correspondientes. Mayores fueron los desperfectos en la iglesia. Cierto es que se salvaron los siete mejores cuadros que en ella había y la imagen del Santísimo Cristo; pero todo lo demás, cua– dros, imágenes, altares, confesonarios, cte., todo desapare– ció. Baste decir que, al finalizar la guerra, no había en ella sino las paredes sucias y desmanteladas.
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