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-105 - sus Profesores, pudiesen, terminado el curso, trasponer la frontera y buscar al otro lado el sosiego y tranquilidad que en nuestra patria no había posibilidad de encontrar en aque– llas circunstancias. Todo hubiera salido a pedir de boca, si los cálculos hu– manos, que tantas veces fallan, hubiesen resulJta.do como se habían pensado, y, sobre todo, si los acontecimientos no se hubiesen precipitado tan vertiginosamente y en tan bre– ves días y las cosas no hubiesen llevado un curso tan rá– pido y tan violento. Por esas mismas razones no hubo posibilidad de enviar– los a sus casas. Las comunicaciones se cortaron con mu– chas provincias a partir del levantamiento de Africa y Pam– plona, y los trenes dejaron de circular desde el día 18. LA REVOLUCION EN MADRID La revolución no da en Madrid sus primeros pasbs has– ta el 19 y se desborda por las calles, sobre todo a partir de la rendición del cuartel de la Montaña, en la mañana del zo. Y sin embargo de que la sangre corre a torrentes por las ca– Hes de Madrid y la fiera revolucionaria ruge enloquecida y sedienta ele nuevas víctimas, los moradores del convento de El Pardo pasan ese día sin gran inquietud, sin enterarse casi para nada de lo que sucede en la capital. Motivo encontraron para ello el saber que los soldados del regimiento de Transmisiones, destacados en el pueblo de El Pardo, eran dueños de la situación; se habían tomado to– dos los puntos estratégicos y se ejercía un riguroso control en las c.arreteras. Muy cerca del convento había asimismo un destacamento de soldados, en plan de control y obser– vación y en contacto directo con los cuarteles. Por otra par– te, el coronel, señor Carrascosa, había tomado toda clase de precauciones y había dado seguridades al convento de que nada malo sucedería, y que, no obstante las noticias dadas por la Unión Radio, el levantamiento militar seguía adelan– te y las cosas marchaban bien.

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