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-2- A pesar de eso, los intentos del populacho no se llevaron a efecto; cobardes como eran, retrocedieron ante la actitud enérgica de solos siete jóvenes que se colocaron en las puer– tas, pistola en mano y en actitud de disparar. Aquellos fora– jidos, que tan valientes parecían, tras mucho gritar, se con– tentaron con pasearse de un extremo a otro de la plaza de Jesús, cantando la Intenw.cional y el himno de Riego,· luego, obedeciendo sin duda a una consigna, se dirigieron, a eso de las siete de la tarde, a la iglesia de San Luis, que incendia– ron impunemente, haciendo lo propio a continuación con la de San Ignacio, de la calle del Príncipe. PREPARADOS Desde la quema de los conventos y mucho más desde las clecciones del 36 todos estábamos preparados para cualquier eventualidad, y, por lo que a los religiosos del convento de Madrid toca, estábamos provistos de traje de seglar y tenía– mos asimismo señaladas casas particulares de per sonas co– nocidas y bienhechoras donde poder estar hasta que el peli– gr.o pasase; aquel peligro que todos creíamos sería de días ... de unos pocos días ... Mas a partir de mediados de marzo se tomaron nue\'as medidas y precauciones, como fueron la retirada a casas co– nocidas de algunas imágenes, entre ellas la de Nuestra Se– ñora de la Divina Providencia, bellísima escultura de talla policromada y reliquia veneranda del antiguo y derruído convento capuchino de San Antonio del Prado. Con ese mismo fin se retiraron de la biblioteca y se IJe– varon fuera del convento unos seiscientos volúmenes, lo me– jor de la biblioteca y lo mejor de cada sección; lo propio s-.' hizo con los archivos provincial y local, así como con los ornamentos y vasos sagrados de más valor. La imagen de Jesús no pudo, de momento, ser retirada de la iglesia, por exigirlo así la piedad de los fieles; se ha– bían, no obstante, tomado todas las medidas para ponerla en lugar seguro en poco tiempo y en ocasión determinada de pe-

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