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- 99 - una fiesta. Se lavó los pies con todo esmero y cuidado, se puso traje nuevo y corbata, prenda que nunca solía usar, se peinó y compuso el pelo con más aliño que de ordinario, se hizo la raya contra ló que tenía por costumbre, y des– pués, así preparado, alegre y sonriente sobr:emancra, ra– diante su rostro, se dirige a la habitación en la que se halla– ba la familia con la que se hospedaba, para decirles: "Ya estoy preparado para el martirio" . ASI FUE Efectivamente: a las once se presenta en la casa un gru– po de milicianos, al frente de los cuales venían dos guardias ele Seguridad, no sabemos si vendaderos o fingidos. Abajo, en la puerta de salida, se había quedado el teniente de mi– licias amigo ( ?) de Pepe; no tuvo cara ni valor para subir. Después de un registro minuciosísimo, sólo encontraron a Fray Saturnino, a quien por no presentar documentación conveniente, tomaron por el mencionado joven. Al bajarle, el teniente les dice que no era el interesélldb a quien busca– ban, en vista de lo cual volvieron de nuevo, pero nada pu– dieron encontrar. Se llevaron a Fr. Saturnino por indocu– mentado y por ser amigo de Pepe, y al preg-untarle quién era, él contesta valientemente que era un "Religioso Ca- · puchino". Eso es suficiente para que no lo dejen en modh 1.lguno; le hacen subir a un coche y le llevan, ¿a .dónde? No lo sabemos a punto fijo; sin embargo, por las investigacio– nes que hemos pod~dto hacer y por las informaciones dignas de todo crédito que hemos recibido, se desprende que pri– mero fué conducido a la checa de la calle de la Ronda de Valencia, y que de allí fué traslacláclo más tarde a la de Be– llas Artes. Sea ele ello lo que fuere, cosa imposible de saber a cien– cia cierta, lo que sí podemos afirmar es que, por confesión del chófer que-conducía el coche donde le llevaron al dete– nerle, y que asimismo estuvo presente a las declaraciones ante los t ribunalcs de las mencionadas checas, nos consta

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