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- 97 - con quienes vivo, me levantaré a las ocho aproximadamen– te. Hechas las oraciones de la mañana, ofrecimiento de obras y luego mi misa personal, tomaré el desayuno. A las ocho y media rezaré las letanías de los Santos y a continua– ción un cuarto de hora o veinte minutos de lectura espiri– tual de un tratado de religión y moral. Después de esto rezaré Maitines y Laudes, Prima y T ercia. A las diez haré una visita espiritual a Jesús Mise– ricordioso y a mi Santísima y Dulcísima Madre. Más tar– de, Sexta y Nona, y a continuación la comida. De doce y cuarto a una y cuarto, oración mental, examen de concien– cia y un rato de siesta. Por la tarde.- A eso de las cuatro, lectura espiritual. A las cuatro y media rezaré Vísperas y Completas. De cinco y media a seis y media, oración mental. Hasta las ocho, tiempo libre, y a esta hora visitaré en espíritu a Jesús Mi– sericordioso y a la Purísima Virgen. Tiempo libre hasta la cena. Después de la cena, el Rosario en familia. Examen de conciencia y luego a descansar. Durante el día haré fre– cuentemente la Comunión espiritual y con gran fervor diré el Credo". No se contentaba con eso, que bien podíamos llamar su horario de refugiado, sino que practicaba, además, otras muchas mortificaciones, entre ellas la de darse la disciplina todos los días, según nos ha manifestado la familia con quien vivía, la cual estaba sumamente edHicada de su pro– ceder y tenía formado de él un alto concepto, calificándolo de santo en el genuino sentido ele la palabra. Sus conversa– ciones, por otra parte, no versaban sino sobre cosas espiri– tuales, y casi siempre venían a recaer sobre el martirio. ¡ Cuántas veces habl<) de dicho tema y cuántas también ma– nifestó sus ardientes deseos de obtener para él tan precia– da gloria td'e ser testigo de Jesús, derramando su sangre por él y para testimoniarle su amor ! Esos deseos eran cada vez más intensos, sobre todo cuando se enteraba de que alguno de sus hermanos de hábito había sido asesinado y conse– guido la palma del martirio.