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-96- na: "Antes mil veces morir que desertal- cobal ue::. lle la ban– d'era de nuestro Capitán Jesús ... Que el mundo nos persi– gue, que nos expulsa de nuestra Patria querida, que llega a atentar contra nuestras vidas ... ¡Adelante, hermana mía, somos de Jesús y con Jesús hasta morir!. .. S1, lo somos y estamos firmemente resueltos a derramar nuestra sangre antes de dejar de serlo". Fray Saturnino cumplió esa firme resolución y derramó su sangre antes que desertar de la bandera de Jesús. Al estallar el Glorioso Movimiento Nacional y, cuan<!o ' rendido el cuartel de la Montaña, los religiosos se ven obli– gados a abandonar el convento, es uno de los voluntarios que se quedan en él. y únicamente cuando los milicianos lo asaltan en la tarde del día 2 I, huye por una de las ventanas que dan al patio contiguo. Escondi.d'O pasó aquellos primeros momentos en la ve– cina casa de don Jesús Carrasco. Fué luego a refugiarse en una familia conocida ele la calle de Serrano, donde estuvo hasta mediados de agosto; más tarde se ve obligado a de– j:ula, temiendo ser detenido allí, en uno de los r egistros que tan frecuentemente se hacían en las casas particulares. y va a hospedarse en casa de una familia de la calle de la Ve– rónica, de doña Pepita, viuda de Avila, donde estuvo sin sa– lir hasta el día en que fué deten ido. Mas antes de narrar esos hechos, queremos decir a lgo de la vida de refugiado, pasa– da en esta casa ( I ). Se hallaba a la verdad fuera del convento, pero hacía allí vida de verdadero religioso hasta en muchos pormeno– res. Poseemos un horario taquigráfico de cuanto allí hacía diariamente y que vamos a transcribir y copiar para edifi– cación de todos. Dice así: "Con la ayuda de Dios y ele su Santísima Madre, pro– pongo hacer lo siguiente: Por la mañana.-A fin de no molestar a las personas (1) Doña Pepita es quien nos ha reícrido los hecho, QL1~ ,.:gucn y que ella misma presenció.

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