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-90 - da y de San Estanislao, en la que ingresó al hacer su pri– mera Comunión. De lo que fué su vilda en el hogar, de niño y de joven, son valiosos documentos las numerosas cartas que sus pa– dres conservan como precioso· relicario y en las que se echa bien de ver la sencillez y el candor, la inocencia y la pureza angelical que adornaban su alma, y al mismo tiempo su de– voción a la Santísima Virgen y al Sagrado Corazón de Jesús. Su pureza angelical fué fruto de su devoción a la Vir– gen, y para conservarla en toda su lozanía huye de cines, lecturas, teatros y compañías que pudieran ser sospechosas. Obra y habla con exquisita delicadeza, y, no contento con eso, a los diecinueve años hace voto de castidad a la " Purí– sima Reina del Cielo Virgen María", y lo hace con tanta devoción; que, como prueba de la veracidad de sus palabras, lo firmó y rubricó con su sangre. Esa devoción a la Virgen le llevó como por la mano al amor de Jesús. Le buscaba y encontraba en el Santísimo Sa– cramento y en su Sagrado Corazón, devociones que culti– vó con esmerado cariño durante toda su vida, de seglar y de religioso. Y de esa vida interior nácía su apostolado, ejercido con alegre y generoso entusiasmo, unas veces entre sus amigos y compañeros, otras entre personas totalmente ajenas. Tal sucedió, por ejemplo, con tm joven barbero pro– testante a quien se propuso convertir. No contento con pe– dir oraciones a sus amigos, se mortificaba, por él pedía in– sistentemente, iba a cortarse el pelo, aunque no lo necesita– se, solamente por hablar con él. Al fin logró su conversión. Lo mismo suced~ó con un compañero suyo de t rabajo, que se había extraviado: no cesó hasta llevarlo a los pies del confesor. NOVICIO JESUITA Mas su alma buscaba más amplios horizontes a su apos– tolado, y por eso, deseando atraer también al conocimiento y

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