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atraerse muchas simpatías, a lo que contribuyó no poco su carácter alegre, abierto y franco. DURANTE LA REVOLUCION Como los otros religiosos, también él busco el 20 de ju– lio ele 1936 amparo y refugio en casa ele una familia cono– cicla suya, en la calle ele Antonio Maura. Aquí estuvo escon– dido sin ser molestado para nada hasta mediados del mes de agosto, hasta el 13, según toda probabilida1d. En esa fe– cha, como medida de prudencia y precaución, y no creyén– dose seguro por temor a los registros, dejó dicha casa para dirigirse, según nos han manifestado los dueños de ella, a una pensión 1::le la calle del Pez, cuyo nombre y dirección no hemos podido investigar. Sabemos con toda certeza que llegó a dicha pensión, pues desde ella telefoneó a sus anti– guos protectores de la calle de Antonio Maura, diciéndoles que había llegado felizmente. ¿Cuánto tiempo estuvo allí? Creemos firmemente que fué solamente cuestión de horas. Algo debió notar o le de– bieron l(!ecir quizás, y no será desacertado juzgar fuese re– lativo a la documentación; el hecho es que en ese mismo día de salir de la casa de Antonio Maura, se presentó en la de otro amigo suyo ele la calle de Lope de V ~ga, señor Izquier– do, donde primeramente estuvo refugiado Fr. Primitivo de Villamizar, también asesina•do posteriormente, casi un año después. Al llegar a dicha casa, según nos ha manifes– tado el señor Izquierdo, venía todo fatigado, sudoroso y con todas las trazas y aspecto de religioso. Eran poco más o me– nos las onc~ ele la mañana. Allí se le im·itó a quedarse. co– mer tranquilamente e incluso se le ofreció cariñoso hospe– daje. cosa que él rehusó. Mas dichos señores, teniendo en cuenta su aspecto inconfundible ele religioso y temiendo fundadamente su pronta detención, si llegaba a topar eri !a calle con a lgún miliciano, no quisieron en modo alguno sa– liese así y decidieron proporci.9narle ropa adecuada con que pudiese pasar ·un tanto •despistado. A tal efecto sal ió la se-

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