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80 PART. 1, CAP. IV: DJSTIUOUClÓN ANU,\L DEL TIEMPO y se quema incienso en los claustros pal'a que los religio– sos se llenen de santo fervor hacia el divino Infante de Belén. El P . Vicario irá con presteza a ia sacristía, y reves– tido de roquetl.!, capa pluvial blan<.:a, sin estola, saldrá para la celda del Prelado llevando en brazos una hermo– sa imagen del Niño Jesüs, acompañado de los acólitos, con candeleros, y los demás religiosos con luces. Llega– do a la celda del Prelado, entona el Gloria in e~celsis Deo, que proseguirán los demás, y continuarán con los villancicos de costumbre. Entonado el Gloria, abrirán la celda del Prelado, y el P. Vicario le dará a adorar d Niño-Dios. Seguida– mente se dirigen en devota procesión al coro, y en el al– tarcito del mismo, con dos velas encendidas, pondrá <'1 P. Vicario el Niño Jesús para que presida los Maitines y reciba las fervientes adoraciones de los religiosos. Para los Maitines, que se cantan con gran solemnidad, se dan tres toques de campana largos, y en el altar mayor se encienden seis velas, que deben continuar encendid~s hasta terminar Laudes. Las dos primeras homilías sean cantadas por los dos sacerdotes más dignos del coro 1; la tercera, por el mismo celebrante, revestido de amito, a lba, estola y pluvial blanco . Según costumbre inmemo– rial, a la primera homilfa asisten dos ceroferarios, cuatro a la segunda y seis a la tercera, todos ellos revestidos de sobrepelliz. Durante la tercera homilía, por respeto al celebrante, todos los que asisten al coro petmanecerán en pie 2 • El celebrante, una vez que haya entonado el Te Deum, toma en sus brazos la imagen del Niño Jesús. Or- 1 c. 497.- 2 c. 2311.

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