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50 PABT. !, CAP. JI: DISTIUBUCIÓN SEMA~AL DEL TIEMPO 115. Todos los religiosos de la comunidad deben acudir a las conferencias espirituales. Ténganse, por tan– to, en un tiempo en que la asistencia sea a todos posible. 116. Los Superiores, en estas conferencias, tratarán con orden, prudencia y seriedad, principalmente del f1n, de la excelencia y de las obligaciones de la vida religio– sa, que nosotros, como C::~puchinos, debemos llevar para conformarnos con la voluntad divina, imitar a nuestro se– ráfico Padre y ser útiles a la santa Iglesia. Tomen como modelo de sus conferencias las sencillas y, al mismo tiempo, sublimes exhortaciones de nuestro Santo Pa– triarca, del seráfico Doctor San Buenaventura y de otros santos religiosos, devotamente instruídos y cristianamen– te elocuentes, que han edificado a la Orden con su vida y doctrina; ni omitan el confirmar sus enseñanzas con ejemplos sacado? de los Santos Padres, de nuestras cró– nicas y demás libros de la Orden 1 . ll7. El predicador ocupará el lugar de la presidPn– da, y, antes de comenzar, dirá : Sea por siempre bendito y alabado el Santísimo Sacramento del altar y la Purí– sima e Inmaculada Concepción de Jlaría Santísima, con– cebida sin mancha de pecado original desde el primer instante de Stt ser natural.. 11 mén. A continuación se reza el Avemaría, y cuando los religiosos se hubieí"e•l senta– do empieza la conferencia, que ordinariamente será re– citada, aunque podrá servirse de algunas notas si en al– gún caso lo juzgare conven iente; y, si fuere necesario, podrá hacer toda la conferencia leída. Terminada la con– ferencia, los religiosos continuarán en devota meditación hasta que se dé la señal. 1 Or. 290.
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