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30 PART. I, CAP. l: DISTRIBUCIÓN COTIDIANA DEL TIEMPO recreo de la noche hasta después de la Misa conven– tual1. 66. El silencio debe guardarse no sólo en los dor– mitOJ:ios, sino lo mismo en las celdas. Evitarán, pues, los religiosos el ir a las celdas de sus hermanos para te– ner allí conversaciones inútiles; y si alguna vez, por justa causa, se vieren precisados a hablar en ellas, há– ganlo en voz baja, con la puerta entreabierta, como "'·s santa costumbre, que debemos observar. Se advierte, además, que el silencio prescrito no con– siste solamente en no hablar, sino también en esforzar– se por evitar todo ruido que pueda perturbar a los t eli– giosos en sus ocupaciones o en su reposo. En los dormi– torios, por tanto, no se debe correr, ni pasear con mo– lestia .de los demás, ni hacer ruido con las sandalias o con el hábito, particularmente durante la siesta y des– pués de la indulgencia. 67. Es un deber del Superior el conservar o resta– blecer, donde fuere necesario, la observancia de lo que ot·– denan las Constituciones, de imponer la penitencia de rezar en el refectorio cinco Padrenuestros y Avemarías a quien quebrantase el si!e~cio regular en ~as horas en que está prescrito 2 ¡ la misma penitencia deberá impo– nerse al que quebrantare notablemente el silenci¿, evan– gélico 3. 1 Con. 67.-2 Con. 67.-S ÜL 71.

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