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270 PART. m. CAP. IX: OFICIOS DE LOS HERMANOS I.EGOS la cruz procesional ; a los lados, dos cirios, y a los pies, el calderillo de agua bendita con el hisopo. Esto mlsmo se practicará cuando el cadáver fuere conducido a la igle– sia, siendo conveniente en este caso colocarle entre los dedos un crucifijo y una Regla abierta. 'Al enterrarlo se le quita el crucifijo y la R egla, pero no el rosario, si bien puede enterrársele con un rosario más pequeño, con su cruz y la medalla de la Santísima Virg~n, para que aun en el sepulcro sea armado nuestro cuerpo con la señal de nuestra R edención y la imagen de María Santísima. Por la misma razón si el religioso lle– vaba algunos escapularios, se le enterrará con ellos. 709. En cuanto lo permita el número de religiosos y otras circunstancias, el cadáver debe ser continuamente velado por dos religiosos, por turno, hasta que se le dé sepultura, quienes deben exclusivamente ocuparse en en– comendarle a Dios, rezando responsos, rosarios u otros sufragios por su alma. Llevarán el cadáver los hermanos legos, si el difunto es hermano lego ; los coristas, si es corista, y los sacer– dotes, si es sacerdote. 710. Al morir algún religioso, el enfermero saque luego al aire por algunos días todos los muebles y ropas de la celda del difunto. La ropa que le sirvió durante la enfermedad límpiela bien, y pásela por una colada espe– cial una o varias veces, si fuere necesario. Mas si la en– fermedad hubiese sido contagiosa, tanto la celda como los muebles y la ropa se desinfectarán según las pres– cripciones del médico,

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