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266 PART. 111, CAP. IX: OFICIOS DE LOS IIERMA.'WS LEGOS le permitan. Confiésese frecuentemente para mayor pu– rificación de su alma. P rocure resignarse en todo con la voluntad de Dios, recibiendo la enfermedad como venida del cielo¡ y no cuide en demasía de la salud y conveniencia del cuerpo, sino más bien de la del alma. Conténtese con los reme– dios que la Orden le proporciona, acordándose que perte– nece a una Orden pobre, y que no puede exigir se le trate como rico. Sea muy obediente al médico y al en– fermero, y alégrese en Dios nuestro Señor. 697. Los enfermos que no puedan ir cómodamente a la iglesia a comulgar, es conveniente que lo hagan, aún diariamente, en la celda, previo el dictamen del con– fesor . Y los que llevan cerca de un mes en cama, a tenor del ·canon 858,2, sin que haya esperanza cierta de que re– cob<en la salud en breve plazo, pueden, según el consejo del confesor, comulgar una o dos veces por semana, aun cuando hayan tomado antes alguna cosa per mo– dum potus. 698. Santos Sacramentos.-En reconociendo el cnfe¡:– mero que el enfermo se agrava, avisará al Superior para que con tiempo se le administren los santos Sacramen– tos, no sea que por descuido muera alguno sin reci– birlos. E l Superior, con prudencia, insinuará al e~fcrmo la conveniencia de prepararse, y podrá preguntarle qué con– fesor desea. Ni teman que se disguste el enfermo; antes al contrario, agradecerá esa obra de caridad de avi<>arle con tiempo de su peligro l. P rocurará, luego, el enfermero limpiar muy bien la 1 Con. 122.

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