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ART. VI: HERMANO REPI'fOUlRO 259 675. Si el cocinero ha de ser todo solicitud y caridad para con los religiosos, procurando, como bondadosa ma– dre, el cuidado, alivio y modesto regalo de los mismos; adviertan los religiosos, por su parte, que siendo como son pobres de Cristo que viven de limosna, no deben ser delicados ni exigentes en la mesa. Si les desagrada alguna cosa, tengan muy presente que las incomodida– des de la vida común son la mejor de las mortificacio– nes. Si algo necesitan para atender su salud, pídanlo hu– mildemente; pero guárdense de murmurar o quejarse de lo que se les sirve. Son igualmente tan reprensibles los religiosos difíci– les de contentar, como los cocineros descuidados en d servicio de la familia religiosa. Hermanadas la caridad, la limpieza y solicitud del cocinero con la moderación y con el espíritu de mortifi– cación y de pobreza de los religiosos, todo procederá de– bidamente; y saldrán ganando la perfección espiritual de la comunidad y la salud corporal de los frailes. ARTÍCULO VJ.-HERMANO REFITOLERO. 676. El buen orden exige que en cada convento haya un hermano encargado de velar por todo lo que se re– fiere al servicio del reft'ctorio. Dicho hermano refitolero debe practicar juntas estas cuatro virtudes: pobreza, equidad, limpieza, y, sobre todo, caridad, considerando que sirve a una comunidad religiosa de almas consagra– das a Dios. 677. El refitolero t~ndrá siempr'' la despensa cerra– da con llave, como también los clift'rentes armarios y ca..
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