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ART. V: HERMANO COCINEUO 257 mos. Cuando advirtiere que empiezan a escasear, avise al Superior, al limosnero o al hortelano, respectivamen– te, a fin de que hagan la provisión debida antes de que lleguen a faltar por completo. 667. Sirva a los religiosos la comida por la venta– nilla que da al refectorio, de modo que ellos no tengan que entrar para nada en la cocina. Tenga siempre prevenida abundant<:- cantidad de agua caliente para el servicio general y para las necesi– dades de los religiosos. 668. Cuando se encuentre muy atareado, puede ce– rrar las puertas de la cocina, cosa que hará siempre que se ausenta de ella. No consienta que personas seglares entren en la co– cina, aunque fuere para llevar agua u otra cosa; ni tam– poco permita a los religiosos el paso por la cocina para ir a otras dependencias. 669. Una de las principales cualidades del cocinero debe ser la limpieza, por exigirlo as( su oficina, en la cual debe brillar el aseo más escrupuloso. Sea tan lim– pio en su persona que no parezca que se ocupa en cosas de cocina. Lávese el hábito con frecuencia, y las ma– nos cuantas veces fuere necesario. Conserve los utensi– lios de la cocina muy limpios, lavándolos luego de usar– los con agua caliente ; y cuando no los usa, téngalos en sitio fijo. Saque de la cocina lo más pronto posible los desperdicios de comida, de legumbres y las barreduras. Barra y friegue el pavimento, las mesas, los azulejos de la cocina siempre qur lo nt•cesitcn. No 1wrmita qu¿ los instrumentos o recipientes d<' la cocina se usen fuera de ella para otros mcncst·t'res; y, finalmt•nte, jamás sa lga 17
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