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256 PART. 111. CAP. IX: OFICIOS UE LOS HERMANOS LEGOS dar a sus súbditos con el amor, ternura y diligencia de una madre. 664. Procure el cocinero variar las viandas y la con– dimentación de las mismas, para no causar fastidio al gusto de los religiosos. No prepare la comida tan justa y escasa que no sobre algo, más o menos, según el nú– mero de religiosos de la comunidad y de huéspedes que suelen concurrir. Si el cocinero es cuidadoso y diligen– te, dichas sobras nunca se pierden. Conservará con gran aseo lo que pueda utilizarse de un día para otro, como quiere la santa pobreza, mas aquello que, pasadas unas horas, se estropea, no lo dé nunca a la comunidad, ni solo, ni mezclado. 665. En determinadas fiestas y solemnidades se sirve, además de la comida ordinaria, un plato de caridad a todos los religiosos, o bien a lgún extraordinario, como un segundo postre, un entremés, etc. Suele darse, por último, en ciertas ocasiones café a toda la comunidad. Los días y ocasiones en que se dan estos extraordinarios se determinan en los números 313 al 316 de este Ma– nual. Hágase el cocinero con un a lista de esos días, y consérvela en la cocina para poders(' regular oportuna– mente. Cuidará el cocinero de preparar la comida para la hora señalada, de modo que la comun idad no tenga que esperar ni un solo instante. Reunidos los religiosos en el refectorio, sea puntual en servir la comida. 666. Examine con diligencia una y otra vez los gé– neros o comestibles encomendados a su custod ia, para que no lleguen a ('Stropearse, y adopte a tiempo las me– didas indicadas para la mejor conservación de los mis-

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